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Sí, para muchos usuarios es más que suficiente. Si sueles estar conectado al WiFi en casa o el trabajo, y usas el móvil para redes sociales, ver vídeos puntuales, chatear o hacer alguna videollamada, no deberías tener problema. Por ejemplo, alguien que escucha Spotify a diario y ve una serie al volver a casa puede llegar bien a final de mes con esos datos.
Con este volumen de datos puedes hacer muchas cosas: navegar, enviar correos, usar redes sociales, escuchar música en streaming o ver vídeos en calidad estándar. Si usas el WiFi cuando estás en casa, incluso podrías reservar tus gigas solo para el exterior. Por ejemplo, una persona que trabaja fuera y usa mapas, WhatsApp y algo de YouTube al día, tendría margen suficiente.
Se guardan automáticamente para el mes siguiente. Esto es genial si un mes no usas tanto el móvil, porque acumulas esos datos y puedes aprovecharlos más adelante. Por ejemplo, si en abril usaste solo la mitad de tus gigas, en mayo tendrás ese “extra” por si viajas o necesitas más conexión fuera de casa.
Ganas en flexibilidad. Si un mes gastas poco, ese sobrante no se pierde: lo usas el siguiente. Además, puedes compartirlos entre varias líneas del mismo contrato. Esto te permite optimizar al máximo tu plan. Por ejemplo, si tú usas menos datos y otra línea del hogar usa más, podéis equilibrar el consumo sin tener que pagar más.
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